La magia del cine

Desde pequeños todos nos hemos sentido atraídos por la magia de las películas de cine, muchas de las cuales nos han marcado y han definido lo que queríamos ser cuando fuéramos mayores. Algunos han logrado ser lo que se propusieron, mientras que otros se fijaron en personajes de ficción cuyas actividades laborales no eran precisamente las más recomendables ni lo más fáciles de lograr (¿cuantos habéis conseguido convertiros en superhéroes o astronautas?). Por eso ahora cuando llevamos a nuestros hijos y observamos la cartelera de cine nos sorprendemos al ver que los personajes de las películas siguen siendo igual de inverosímiles que cuando nosotros éramos pequeños, sobre todo cuando vemos películas cuyo argumento está basado en los cómics que leíamos de niños, pero de los que no se hacía películas, salvo quizás el caso de Batman o Superman. A pesar de lo complicado que puede resultar, la magia del cine hace que todavía tengamos la sensación de que todo es posible, al menos durante el tiempo en el que nos sentamos cómodamente en la butaca del cine, esperamos el momento en que se apagan las luces y la magia comienza. Poco podemos imaginarnos la cantidad de tiempo que se emplea hasta obtener el resultado de la escasa hora y media que dura una película, detrás de la cual en muchas ocasiones hay meses y hasta años de esfuerzo, estudio y análisis hasta obtener el resultado ideal que es conseguir que pasemos un rato agradable convirtiéndonos en quien alguna vez soñamos ser.